lunes, 28 de marzo de 2011

“El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica” de J. Lacan.

El estadio del espejo está ubicado entre los seis y dieciocho meses de edad del niño; donde se da una anticipación del dominio de la imagen corporal mediante la identificación con la imagen del semejante y su percepción propia en el espejo. Es así como el reconocerse en el espejo se concibe como un acto inteligente del lactante y al mismo tiempo se  libidiniza su propia imagen corporal (el niño queda cautivado y fascinado con su propia imagen), teniendo en cuenta que a dicha edad el niño es prematuro a nivel motriz pero su sistema visual está avanzado en madurez.
El estadio del espejo demuestra que la formación del Yo es producto del desconocimiento. Donde Lacan distingue el conocimiento con su carácter imaginario (el que tendría un carácter simbólico); es entonces como por la vía del reconocimiento de otro que el sujeto llega al conocimiento de sí mismo, constituyéndose el Yo. Es éste conocimiento imaginario de sí mismo, alienado en el reconocimiento de la propia imagen, el que Lacan denomina “conocimiento paranoico” ya que él tiene la misma estructura de la paranoia y en primera instancia el otro es persecutorio.
El niño entonces en principio se concibe como despedazado, sin capacidad de hacer una diferenciación entre el mismo y su exterior y gracias a la exposición de su imagen en el espejo anticipa imaginariamente la forma total de su cuerpo, imagen que se percibe como otro.
La identificación es muy importante en el estadio del espejo, donde las imágenes son determinablemente subjetivas. La imagen especular es entonces asumida por el infante con júbilo, en la medida en que él se encuentra en un estado de “impotencia motriz”. Dicha imagen propia el niño la ve como un todo, una Gestalt de su imagen en el espejo, la contrasta con el cuerpo descoordinado, experimentado como cuerpo fragmentado y siente una rivalidad con su propia imagen porque la completud de la imagen amenaza al infante con la fragmentación, es así como en este estadio se produce una tensión agresiva entre el sujeto y la imagen. Dicha confrontación genera angustia y esta última impulsa al sujeto a la identificación con la imagen especular; la cual lleva a la formación del Yo.  Así pues, la imagen del cuerpo propio en el espejo (Yo ideal) es el soporte de la identificación primaria del niño con su semejante y se constituye en la fuente de las identificaciones secundarias que le permitirán al sujeto, establecer y organizar su relación con la cultura.
Para Lacan la incoordinación motriz del infante se manifiesta por la prematuración del hombre en el momento de su nacimiento.  Ahora bien, ¿qué es lo que nos permite saber que el cuerpo del niño es percibido como cuerpo fragmentado en el momento de la captación de la imagen? Los hechos de la clínica. Donde el cuerpo aparecerá regularmente en los sueños. En La agresividad en psicoanálisis, Lacan dice que esa sensación de fragmentación del cuerpo se manifiesta en las imágenes de castración, mutilación, desmembramiento, dislocación que tanto se presentan la imaginación humana y que en las manifestaciones del séptimo arte muchísimas veces se presentan.
Otro aspecto que Lacan destaca como importante de este estadio, es la constitución en el sujeto del «narcisismo primario». En efecto, lo que le da forma al yo en el estadio del espejo, es esta identificación primaria con la imagen especular. Dicho narcisismo no solo tiene un carácter erótico, sino también uno agresivo. Es erótico porque el sujeto siente una fuerte atracción por la Gestalt de su imagen; pero también es agresivo porque el carácter de totalidad de la imagen especular contrasta fuertemente con la incoordinación fragmentada del cuerpo real del sujeto, apareciendo amenazado con la desintegración. Es así como dicha relación narcisista se constituye en la relación imaginaria de todas las relaciones humanas, donde la agresión y el erotismo subyacen en todas las formas de identificación.
GLOSARIO
Ontología: Parte de la metafísica que trata del ser en general y de sus propiedades trascendentales. (www.rae.es)





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